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¿Cómo será el trabajo del futuro?

Silvia Gonzalvo
21/11/2017

Sumergidos de lleno en la Cuarta Revolución Industrial o Revolución 4.0 nos encontramos con un escenario de cambio continuo propiciado por la incorporación de nuevas tecnologías, la globalización y los cambios socio-económicos. En consecuencia, la definición del puesto de trabajo referido al lugar de trabajo como tal se queda corto. El trabajo del futuro incluirá otros lugares donde los seres humanos puedan desempeñar sus funciones y otras dinámicas de trabajo muy diferentes a las tradicionales.

La Transformación Digital, de la que tanto oímos hablar hoy en día, llega también al puesto de trabajo, al trabajo del futuro. La empresa que de verdad quiera abordar esta cuestión deberá ser ágil y tener la capacidad de adaptación necesaria para alcanzar su objetivo con éxito. Solamente de esta manera conseguirá involucrar a todos los miembros de la organización en ese cambio cultural tan necesario a la hora de hablar de Transformación Digital.

¿Cómo será el trabajo del futuro?

Pero ¿cómo será el futuro en cuanto a lo que se refiere a nuevas profesiones, al mercado laboral, a las nuevas tecnologías…?

Tal y como sucedió en la Revolución Industrial, los continuos avances de la tecnología y su incorporación a las empresas provoca perjudicados a corto plazo. Sin embargo, no es menos cierto que las mejoras, tanto en lo que se refieren a la calidad de vida de las personas como a la productividad de la empresas, son evidentes.

Nuevos puestos de trabajo

Con la Cuarta Revolución Industrial irrumpe con fuerza el uso de la inteligencia artificial y la robótica. Es cierto que la incorporación de estas nuevas tecnologías va a suponer la destrucción de determinados puestos de trabajo, pero a la vez abre la puerta a la creación de otros nuevos. La aplicación de estas nuevas tecnologías produce un efecto de transformación en la forma en la que se ha organizado el trabajo y la producción hasta este momento.

Al hablar de la creación de nuevas profesiones o nuevos puestos de trabajo es inevitable girar la mirada hacia el sistema educativo, que cada vez deberá estar menos anclado a la ciencia. Por el contrario, deberá tener más en cuenta la tecnología. En los próximos años, la formación tiene que ser capaz de proporcionar las herramientas necesarias para cubrir las exigencias de los nuevos empleos o trabajos del futuro que se van a generar, ya que estos van a ser totalmente diferentes a los actuales. No se trata de que el trabajador se adapte a las herramientas de que la empresa disponga en ese momento, sino de que disponga de las herramientas que le permitan ser lo más eficiente posible en cada momento. Las herramientas se deben crear en función de las necesidades del trabajador.

A la hora de enmarcar el trabajo del futuro lo debemos hacer dentro del marco de dos aspectos básicos: las relaciones laborales y los cambios tecnológicos. Ambos aspectos son consecuencia de la digitalización de las empresas.

En referencia a los cambios tecnológicos, la implantación de nuevas tecnologías como los robots, el Big Data, IoT, etc., irán produciendo una serie de cambios en la forma de trabajar favoreciendo, entre otras cosas, la movilidad, el trabajo en equipo, mayor flexibilidad en el mercado laboral o la potenciación del coworking.

Cambios en los modelos de organización y de negocio

Los modelos de organización y de negocio cambiarán. Gracias a las nuevas vías de comunicación, la toma de decisiones se ha convertido en un proceso mucho más ágil. En los próximos años la estructura jerárquica de las empresas será horizontal, por lo que se dejará de mirar hacia “arriba”. Se trabajará de una manera más colaborativa en la que cualquier trabajador podrá aportar y enriquecer una idea desde su propia experiencia laboral.

Nuevas exigencias y estilos de vida

A la hora de contratar personal se valorará, mucho más que el conocimiento o la experiencia mostrados en los perfiles de redes sociales profesionales, la actitud a la hora de enfrentarse al desarrollo del trabajo. La empresa va a querer más de los trabajadores, pero los trabajadores también van a ser más exigentes con la empresa. Se buscará un estilo de vida en el que la vida laboral y familiar cada vez se encuentren más integradas, conviviendo ambas vidas de una manera coordinada. El trabajador va a exigir un sistema que le facilite el aprendizaje continuo. De esta manera, irán desarrollando diferentes capacidades en cada una de las empresas en las que vaya transcurriendo la vida laboral.

La productividad del trabajador no se va a medir en horas de trabajo. Se potenciará el trabajo por incentivos, mucho más rentable para la empresa y más productivo para el trabajador. Los nuevos trabajadores valorarán mucho más el trabajar en algo que los haga felices y los motive antes que la seguridad que les puede dar un contrato al modo tradicional. Y, a su vez, cuando la empresa presenta los resultados de su gestión, va a tener muy en cuenta el desempeño de los empleados, su implicación en la empresa y su satisfacción con su puesto de trabajo.

Flexibilidad laboral

Al hablar de conciliación entre la vida familiar y laboral salta a un primer plano la idea de la flexibilidad laboral. No se puede entender el trabajo del futuro sin este concepto. Es la manera de conseguir una mayor autonomía, un mayor sentido de la responsabilidad y, por supuesto, una mayor motivación, motor indiscutible para el trabajador.

Esta flexibilidad tendrá como consecuencia una desconexión del lugar de trabajo. La relación productiva entre el trabajador y la empresa cambiará profundamente gracias al uso de los ordenadores y a las conexiones informáticas. A la empresa también le convendrá, ya que de esta manera ahorrará costes en la instalación. Sin embargo, se incrementarán los costes de inversión en comunicaciones ya que estas serán las que faciliten la posibilidad de trabajar fuera de la sede de la empresa.

Esta flexibilidad también implica el desarrollo del trabajo en espacios diferentes al propio lugar de trabajo. Se da por hecho que un trabajador puede ser productivo desde cualquier lugar y mediante cualquier dispositivo. La conectividad se convierte en un punto clave para la productividad de los trabajadores que utilizan diferentes espacios de trabajo, además del cloud computing. La oficina se traslada a la nube y esto facilita una comunicación unificada, un trabajo colaborativo, movilidad y la posibilidad de trabajar desde cualquier dispositivo.

El espacio de trabajo debe adaptarse a las necesidades de los trabajadores. Deberá ser un espacio que propicie tanto el trabajo individual como el colaborativo y estará diseñado acorde a la actividad que se desarrolle.

Por encima de la presencialidad, se valorará mucho más la productividad.

Experiencia laboral y creación de valor

Según los expertos las empresas deberán ser capaces de conseguir crear una experiencia positiva para el trabajador, solamente de esta manera conseguirá retener el talento dentro de esta. Tiene que tratar de conseguir un espacio donde el trabajador quiera estar. No hay que olvidar que la generación que va a ocupar los nuevos puestos de trabajo van a ser los millennials, una generación totalmente tecnológica para la que, entre otras cosas, el trabajo es un medio para ser feliz. No se atarán a ningún trabajo por necesidad económica. Así pues, las empresas se van a convertir en mucho más que un lugar donde trabajar, serán lugares donde se creará valor.

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